sábado, 11 de enero de 2014

ARTICULO BLOQUE 1

El análisis y la selección de libros infantiles no es tan fácil como parece, no nos podemos conformar con que las ilustraciones sean bonitas, o la historia nos guste, o que forme parte de nuestra infancia… el tiempo pasa y los niños cambian.
El primer día en el que me preguntaron por primera vez que era un texto literario ignoraba por completo la complejidad de este concepto y de todo el mundo que le rodea. Mi definición fue la siguiente: “pueden ser textos líricos, cuentos, leyendas y teatro. El autor transmite sentimientos reales o ficticios”. Ahora os contaré la verdad.
Para que un texto sea literario tiene que cumplir una serie de características:
-          Tiene que pertenecer a uno de los 3 géneros literarios, es decir, prosa/narrativa; verso/poesía o teatro.
-          Tiene que hacer un uso explícito de la función poética del lenguaje, que incluye simbolismo de las palabras, es decir, usa figuras literarias.
-          Han de ser obligatoriamente de ficción, es decir, una realidad filtrada por medio de la subjetividad, creatividad…
-          Debe tener intención artística ,es decir, el placer de leer.
Después de saber realmente lo que es un texto literario, directamente separé libros, de todos los demás textos, pero fue aquí cuando cometí el segundo error, pues resulta que no todos los libros son literarios…
Encontramos 3 tipos de textos, por un lado encontramos los textos literarios, que ya conocemos, ahora bien, hay otro tipo de texto llamado SUB-LITERATURA, el cual se diferencia de los literarios debido a la intención económica que hay tras su publicación. Esta sub-literatura o literatura de masas se atribuye a los libros que solo proporcionan un buen rato leyendo pero que sus textos distan mucho de uno que haga uso de la función poética del lenguaje. Pero entonces, ¿Por qué son lo best sellers sub-literarios? Pues debido a la gran campaña de marketing que llevan a cabo para la comercialización de estos. Además, al público que enganchan estos libros, esperan que no se quede en uno y ya está…no, podemos encontrar sagas de libros muy extensas, como es Harry Potter, el Cincuenta sombras de Grey o la saga Crepúsculo, con hasta 4 libros. Para la literatura infantil es difícil clasificar entre este tipo de texto y el literario. Por otra parte encontramos los textos PARALITERARIOS. Estos textos cumplen con casi todas las características de los textos literarios, pero no en todas, suelen fallar en la ficción y en la función artística, entonces, ¿qué textos introduciríamos dentro de esta clasificación? Pues las biografías, si las analizamos, cualquier biografía contará hechos reales, aunque sean desde el punto de vista del autor, y tampoco buscan el gusto por leer, si no que intentan relatar lo que ha ocurrido en sus vidas.
Ahora observamos que a la hora de elegir libros tenemos que tener muy en cuenta que queremos que lean nuestros alumnos, esto no quiere decir que algún tipo de texto sea mejor que otro, si no que dependiendo de la finalidad o de los objetivos que tengamos marcados para ellos, debemos saber diferenciar entre estos 3 tipos de textos para evitar escoger un libro no adecuado para su aprendizaje.
Adentrándonos ya en el tema principal, debemos definir para ello que es la literatura infantil. La literatura infantil tiene autor, es decir que no popular si no que hay  que la ha escrito aunque este sea desconocido; también tiene que ser culta y tiene que estar escrito. Por lo tanto son aquellos textos literarios que están creados para los niños de 0 a 14 años ( por lo que también se incluye literatura juvenil) y cuyo objetivo principal es acercar a los niños a una experiencia artística literaria.
A pesar de esta consistente definición, la vida de la literatura infantil como tal ha dado muchas vueltas hasta el día de hoy y no se parecía ni cumplía ni de lejos los requisitos que anteriormente se definen.
Antes de que se inventara la imprenta, los niños no sabían ni leer ni escribir (excepto los de clase más alta como es el clero y la nobleza) y todo lo que se escribía era en latón. En estos tiempo todo lo que se escribía tenía fines didácticos y moralizantes, por lo tanto todos los textos eran paraliterarios.                                                                                                                                      Con la llegada de la imprenta, aumentó un poco la alfabetización, pero solo una minoría, que eran los niños burgueses, y además leían sobre todo de novelas de caballerías y bizantinas, que eran historias para adultos.
Como podemos observar, hasta este momento no existían textos infantil pues si no que eran los niños los que aprendían a leer y tenían que conformarse con libros para adultos, pues en esta época el niño no estaba concebido como tal, sino que era visto como futuro hombre adulto.

En el siglo XVII Lope de Vega escribió un poema para uno de sus hijos llamado “PASTORES DE BELÉN” considerado el 1º texto para niños…
En este fragmento podemos observar que obviamente no es literatura infantil aunque esté dirigida a su hijo.
En el siglo siguiente ( XVIII) La Fontaine publicó unas fábulas infantiles, e Iriarte con sus fábulas literarias y Samaniego con sus fábulas morales le siguieron desde España. A Samaniego le fueron pedidas sus fábulas por el seminario de nobles ya que les permitían la formación moral con sus moralejas finales para ser sacerdotes. Estas fábulas si que eran para niños.
LA LECHERA
Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
¡Yo si que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento.
Marchaba sola la feliz lechera,
y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
merodeen cantando el pío, pío».
«Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino;
tanto que puede ser que yo consiga
ver como se le arrastra la barriga».
«Llevarélo al mercado:
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña».
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía!,
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre tu cantarilla la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro:
mira que ni el presente está seguro.
A finales de este siglo apareció “la gaceta de los niños” (periódico) que tenía contenidos de aprendizajes prácticos.
Ya en el siglo XIX empieza a aumentar el interés  por acercar la literatura al niño- un ejemplo de ello es el Padre Coloma, quién escribió un montón de libros para niños como “el ratoncito pérez”. Este hombre cogía cuentos folclóricos y los transformaba, adaptándolos para niños y para que tuvieran un fin moral. Al final introducía una moraleja con valores católicos. También invento otro tipo de textos con una ambientación más realista, y no destinada a niños tan pequeños.
A finales del siglo XIX y principios del XX es cuando se produce el mayor cambio en la literatura infantil. En esta época se definen las siguientes fases cronológicas:
I.1875‑1902                           Prototipo: Cuentos Calleja: Calleja hereda de su padre una editorial y empieza publicando literatura infantil para una élite. Estos libros pretendían mostrar el modelo adulto a seguir,por lo que en sus historias los niños se comportaban de forma adulta. Los niños son buenos, caritativos y obedecen a todo. NIÑO EJEMPLAR
II.1902‑1939                          prototipo El Camarada: de Dalmau, el niño de esta historia es bueno y su vida es dirigida por los mayores. Hace lo mismo que los adultos sin ningún beneficio. Se trata de un NIÑO SUMISO.
III. 1939‑1950                        Prototipo: Antoñita fantástica,  coexiste también con la Tomasica y Celia. En Celia los libros ya tenían psicología del desarrollo evolutivo. Empiezan a ocurrir cosas divertidas en las obras. En esta época se mostraba una NIÑA TRAVIESA.
IV. 1951‑1962                       Prototipo: Marcelino Pan y Vino, es un niño travieso, que hace cosas propias de su edad. NIÑO TRAVIESO-EJEMPLAR.
V. 1962‑1973                         Prototipo: El Polizón del Ulises, se abre el camino de autonomía en los niños, por lo tanto son NIÑOS REBELDES. Se produce una apertura del optimismo.
VI. 1973‑1985                       Prototipo: La ciudad que tenía de todo,  en esta década encontramos un niños totalmente INDEPENDIENE. Es un niño que rechaza una masa social alineada y advierten de los derechos del hombre.
 (esquema en negrita extraído del artículo de “modelos de infancia”  de Anabel Saiz Ripoll)

El mayor cambio se produce en los años 90.                                                                                                  En la actualidad existen 3 géneros para el niño:
-          Teatro: no existe teatro infantil como tal, si no que son entradas de personajes sucesivas.
-          Poesía: por ejemplo Gloria Fuertes. Gloria empezó a hacer poesía para niños después de la guerra civil. Sus poemas eran muy musicales y divertidos, y fomentan el gusto por la lectura con sus pequeñas historias, ya que son muy entretenidas.
La poeta se casó con el poeto 
Y en vez de tener un niño 
Tuvieron un soneto.
-          Prosa: es el género más extendido. Existen narraciones en la que los personajes son niños con el que el lector se puede identificar. Son personajes planos, que no evolucionan y tiene un fin didáctico y moral. Es paraliteratura.
Un escritor de literatura infantil no solo puede escribir bien, si no que tiene que ser conocedor de la psicología evolutiva. Los niños de la literatura actual tienen valores distintos a los anteriores ( que como hemos podido comprobar, eran morales). Se hace hincapié en los valores personales que nos van a permitir que seamos más felices. Se considera contravalores esas aptitudes que nos hacen ser desgraciados.
Tras toda esta teoría aprendida en clase, empezó el periodo de prácticas donde pude comprobar de primera mano como analizaban y seleccionaban los libros que los niños iban a leer durante el curso. Las primeras respuestas que recibí me dieron un gran disgusto, pues los profesores siempre leían los libros que ya estaban impuestos todos los años, sin opción a cambio. Esta selección incluía una historia clásica ya adaptada (hecho que me agradó ya que pude ojear y leer rápidamente algunos libros clásicos de la editorial Edelvives y las adaptaciones eran bastante buenas) por lo que el colegio se vio muy acomodado en este aspecto ya que consideraban un gran descubrimiento encontrar estos libros; una novela moderna, que resultaba bastante entretenida, pero era un libro sub-literario, ya que el vocabulario no era muy extenso; y finalmente historias de Andersen. La respuesta al porque de la elección de este tipo de libros fue porque creían que así los alumnos tendrían un aprendizaje completo respecto al tipo de libros, pero lo cierto es que los niños solo se fijaban en si les entretenía o no, aunque si me sorprendió que les gustaban mucho los libros adaptados clásicos como el Lazarillo de Tormes y la Odisea que leyeron en años anteriores, por lo que supuse que serían buenas adaptaciones. Estos libros de adaptaciones tenían unas actividades finales relacionadas con la lectura, y a la hora de trabajar con este libro se ceñían a esas actividades, en cambio, en los demás libros se comentaba cada día lo que se iba leyendo.
Sinceramente creo que yo también usaría en un futuro estas adaptaciones de cuentos clásicos, pues tanto las ilustraciones como la forma de contar la historia me gustaron bastante. Puedo decir lo mismo de los cuentos de Andersen adaptados y en versión extendida, pues eran de la misma editorial. En cambio, con las historias modernas creo que debería fijarme más en el contenido de las palabras y no elegir cualquier obra que sea entretenida, no puedo conformarme, tiene que ser una novela completa, que entretenga y que atraiga al niño a leer más.
Creo que en el colegio en el que estuve hacen un buen trabajo ya que había muchos niños que leían bastante en su casa, aunque también he de decir que la mayoría de libros que leían eran sub-literatura.
Está claro que la literatura infantil como tal aún permanece viva, pero el problema es el conformismo por parte de los adultos a la hora de escoger cualquier libro para los mas pequeños. No podemos conformarnos con cualquier libro de lectura, pues aunque la variedad sea de limites inalcanzables, no significa que todo sea válido, es decir, la cantidad no es sinónimo de calidad, sino más bien todo lo contrario, y es ahí cuando entramos nosotros los educadores, cuando tenemos que elegir libros para su aprendizaje y educación. Esta elección debe estar restringida por la fase evolutiva en la que se encuentre el niño, ya que  ante todo son niños y debemos respetar su desarrollo, por lo tanto una buena selección o adaptación de cualquier libro o texto ayudara al niño a no frustrarse cada vez que lee y a acrecentar el placer por la lectura.
§          Webs recomendadas
-          Pautas para escoger libros:
-          Como analizar libros:
-          Analisis de las ilustraciones de un libro:
-          El Nonsense:

1 comentario:

  1. La prosa actual es justo lo contrario de lo que comentas. Los personajes planos y las historias morales son características de la literatura infantil antigua. El cambio supone, precisamente, dotar al niño de psicología (es el paso siguiente al último que aparece en el artículo de A. Saiz Ripoll) y desterrar la moralización y las enseñanzas explícitas. Es cuando cambian los valores. Ya no son morales sino actitudes que encaminan a la felicidad.

    Deberías incluir en tu artículo los aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de seleccionar un libro infantil. Hablas de ello desde tu experiencia de prácticas e insistes en la adecuación al momento evolutivo, pero no demuestras que sabes cómo habría que hacerlo.

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