El
análisis y la selección de libros infantiles no es tan fácil como parece, no
nos podemos conformar con que las ilustraciones sean bonitas, o la historia nos
guste, o que forme parte de nuestra infancia… el tiempo pasa y los niños
cambian.
El
primer día en el que me preguntaron por primera vez que era un texto literario
ignoraba por completo la complejidad de este concepto y de todo el mundo que le
rodea. Mi definición fue la siguiente: “pueden
ser textos líricos, cuentos, leyendas y teatro. El autor transmite sentimientos
reales o ficticios”. Ahora os contaré la verdad.
Para
que un texto sea literario tiene que cumplir una serie de características:
-
Tiene que pertenecer a uno de los 3 géneros literarios, es decir,
prosa/narrativa; verso/poesía o teatro.
-
Tiene que hacer un uso explícito de la función poética del lenguaje,
que incluye simbolismo de las palabras, es decir, usa figuras literarias.
-
Han de ser obligatoriamente de ficción, es decir, una realidad
filtrada por medio de la subjetividad, creatividad…
-
Debe tener intención artística ,es decir, el placer de leer.
Después
de saber realmente lo que es un texto literario, directamente separé libros, de
todos los demás textos, pero fue aquí cuando cometí el segundo error, pues
resulta que no todos los libros son literarios…
Encontramos
3 tipos de textos, por un lado encontramos los textos literarios, que ya
conocemos, ahora bien, hay otro tipo de texto llamado SUB-LITERATURA, el cual
se diferencia de los literarios debido a la intención económica que hay tras su
publicación. Esta sub-literatura o literatura de masas se atribuye a los libros
que solo proporcionan un buen rato leyendo pero que sus textos distan mucho de
uno que haga uso de la función poética del lenguaje. Pero entonces, ¿Por qué son
lo best sellers sub-literarios? Pues debido a la gran campaña de marketing que
llevan a cabo para la comercialización de estos. Además, al público que
enganchan estos libros, esperan que no se quede en uno y ya está…no, podemos
encontrar sagas de libros muy extensas, como es Harry Potter, el Cincuenta
sombras de Grey o la saga Crepúsculo, con hasta 4 libros. Para la literatura
infantil es difícil clasificar entre este tipo de texto y el literario. Por
otra parte encontramos los textos PARALITERARIOS. Estos textos cumplen con casi
todas las características de los textos literarios, pero no en todas, suelen
fallar en la ficción y en la función artística, entonces, ¿qué textos
introduciríamos dentro de esta clasificación? Pues las biografías, si las
analizamos, cualquier biografía contará hechos reales, aunque sean desde el
punto de vista del autor, y tampoco buscan el gusto por leer, si no que
intentan relatar lo que ha ocurrido en sus vidas.
Ahora
observamos que a la hora de elegir libros tenemos que tener muy en cuenta que
queremos que lean nuestros alumnos, esto no quiere decir que algún tipo de
texto sea mejor que otro, si no que dependiendo de la finalidad o de los
objetivos que tengamos marcados para ellos, debemos saber diferenciar entre
estos 3 tipos de textos para evitar escoger un libro no adecuado para su
aprendizaje.
Adentrándonos
ya en el tema principal, debemos definir para ello que es la literatura
infantil. La literatura infantil tiene autor, es decir que no popular si no que
hay que la ha escrito aunque este sea
desconocido; también tiene que ser culta y tiene que estar escrito. Por lo
tanto son aquellos textos literarios que están creados para los niños de 0 a 14
años ( por lo que también se incluye literatura juvenil) y cuyo objetivo
principal es acercar a los niños a una experiencia artística literaria.
A pesar
de esta consistente definición, la vida de la literatura infantil como tal ha
dado muchas vueltas hasta el día de hoy y no se parecía ni cumplía ni de lejos
los requisitos que anteriormente se definen.
Antes
de que se inventara la imprenta, los niños no sabían ni leer ni escribir
(excepto los de clase más alta como es el clero y la nobleza) y todo lo que se
escribía era en latón. En estos tiempo todo lo que se escribía tenía fines
didácticos y moralizantes, por lo tanto todos los textos eran
paraliterarios.
Con la llegada de
la imprenta, aumentó un poco la alfabetización, pero solo una minoría, que eran
los niños burgueses, y además leían sobre todo de novelas de caballerías y
bizantinas, que eran historias para adultos.
Como
podemos observar, hasta este momento no existían textos infantil pues si no que
eran los niños los que aprendían a leer y tenían que conformarse con libros
para adultos, pues en esta época el niño no estaba concebido como tal, sino que
era visto como futuro hombre adulto.
En el
siglo XVII Lope de Vega escribió un poema para uno de sus hijos llamado “PASTORES
DE BELÉN” considerado el 1º texto para niños…
En este
fragmento podemos observar que obviamente no es literatura infantil aunque esté
dirigida a su hijo.
En el
siglo siguiente ( XVIII) La Fontaine publicó unas fábulas infantiles, e Iriarte
con sus fábulas literarias y Samaniego con sus fábulas morales le siguieron
desde España. A Samaniego le fueron pedidas sus fábulas por el seminario de
nobles ya que les permitían la formación moral con sus moralejas finales para
ser sacerdotes. Estas fábulas si que eran para niños.
LA LECHERA
Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
¡Yo si que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento.
Marchaba sola la feliz lechera,
y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
merodeen cantando el pío, pío».
«Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino;
tanto que puede ser que yo consiga
ver como se le arrastra la barriga».
«Llevarélo al mercado:
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña».
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía!,
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre tu cantarilla la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro:
mira que ni el presente está seguro.
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
¡Yo si que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento.
Marchaba sola la feliz lechera,
y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
merodeen cantando el pío, pío».
«Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino;
tanto que puede ser que yo consiga
ver como se le arrastra la barriga».
«Llevarélo al mercado:
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña».
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía!,
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre tu cantarilla la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro:
mira que ni el presente está seguro.
A finales de este siglo apareció “la
gaceta de los niños” (periódico) que tenía contenidos de aprendizajes
prácticos.
Ya en el siglo XIX empieza a aumentar el
interés por acercar la literatura al
niño- un ejemplo de ello es el Padre Coloma, quién escribió un montón de libros
para niños como “el ratoncito pérez”. Este hombre cogía cuentos folclóricos y
los transformaba, adaptándolos para niños y para que tuvieran un fin moral. Al
final introducía una moraleja con valores católicos. También invento otro tipo
de textos con una ambientación más realista, y no destinada a niños tan
pequeños.
A finales del siglo XIX y principios del
XX es cuando se produce el mayor cambio en la literatura infantil. En esta
época se definen las siguientes fases cronológicas:
I.1875‑1902 Prototipo: Cuentos
Calleja: Calleja hereda de su
padre una editorial y empieza publicando literatura infantil para una élite.
Estos libros pretendían mostrar el modelo adulto a seguir,por lo que en sus
historias los niños se comportaban de forma adulta. Los niños son buenos,
caritativos y obedecen a todo. NIÑO EJEMPLAR
II.1902‑1939 prototipo El Camarada:
de Dalmau, el niño de esta historia es
bueno y su vida es dirigida por los mayores. Hace lo mismo que los adultos sin
ningún beneficio. Se trata de un NIÑO SUMISO.
III. 1939‑1950 Prototipo:
Antoñita fantástica, coexiste también con la Tomasica y Celia. En
Celia los libros ya tenían psicología del
desarrollo evolutivo. Empiezan a ocurrir cosas divertidas en las obras. En esta
época se mostraba una NIÑA TRAVIESA.
IV. 1951‑1962 Prototipo: Marcelino Pan y Vino, es
un niño travieso, que hace cosas propias de su edad. NIÑO TRAVIESO-EJEMPLAR.
V. 1962‑1973 Prototipo: El Polizón del Ulises, se abre el camino de autonomía en los niños, por
lo tanto son NIÑOS REBELDES. Se produce una apertura del optimismo.
VI. 1973‑1985 Prototipo:
La ciudad que tenía de todo, en esta década encontramos un niños totalmente
INDEPENDIENE. Es un niño que rechaza una masa social alineada y advierten de
los derechos del hombre.
(esquema en negrita extraído del artículo de
“modelos de infancia” de Anabel Saiz
Ripoll)
El mayor cambio se produce en los años
90.
En la actualidad existen 3 géneros para el niño:
-
Teatro:
no existe teatro infantil como tal, si no que son entradas de personajes
sucesivas.
-
Poesía:
por ejemplo Gloria Fuertes. Gloria empezó a hacer poesía para niños después de
la guerra civil. Sus poemas eran muy musicales y divertidos, y fomentan el
gusto por la lectura con sus pequeñas historias, ya que son muy entretenidas.
La poeta se casó con el poeto
Y en vez de tener un niño
Tuvieron un soneto.
Y en vez de tener un niño
Tuvieron un soneto.
-
Prosa: es el género más extendido. Estas
narraciones ya no contienen personajes planos ni historias morales, si no que
estas historias tienen tras ella un gran trasfondo psicológico que permite que
el niño pueda sentirse mucho más identificado con lo que lee. Enseñan a ser
feliz a través de valores actitudinales.
Un
escritor de literatura infantil no solo puede escribir bien, si no que tiene
que ser conocedor de la psicología evolutiva. Los niños de la literatura actual
tienen valores distintos a los anteriores ( que como hemos podido comprobar,
eran morales). Se hace hincapié en los valores personales que nos van a
permitir que seamos más felices. Se considera contravalores esas aptitudes que
nos hacen ser desgraciados.
Tras
toda esta teoría aprendida en clase, empezó el periodo de prácticas donde pude
comprobar de primera mano como analizaban y seleccionaban los libros que los
niños iban a leer durante el curso. Las primeras respuestas que recibí me
dieron un gran disgusto, pues los profesores siempre leían los libros que ya
estaban impuestos todos los años, sin opción a cambio. Esta selección incluía
una historia clásica ya adaptada (hecho que me agradó ya que pude ojear y leer
rápidamente algunos libros clásicos de la editorial Edelvives y las adaptaciones
eran bastante buenas) por lo que el colegio se vio muy acomodado en este
aspecto ya que consideraban un gran descubrimiento encontrar estos libros; una
novela moderna, que resultaba bastante entretenida, pero era un libro
sub-literario, ya que el vocabulario no era muy extenso; y finalmente historias
de Andersen. La respuesta al porque de la elección de este tipo de libros fue
porque creían que así los alumnos tendrían un aprendizaje completo respecto al
tipo de libros, pero lo cierto es que los niños solo se fijaban en si les
entretenía o no, aunque si me sorprendió que les gustaban mucho los libros
adaptados clásicos como el Lazarillo de Tormes y la Odisea que leyeron en años
anteriores, por lo que supuse que serían buenas adaptaciones. Estos libros de
adaptaciones tenían unas actividades finales relacionadas con la lectura, y a
la hora de trabajar con este libro se ceñían a esas actividades, en cambio, en
los demás libros se comentaba cada día lo que se iba leyendo.
Sinceramente
creo que yo también usaría en un futuro estas adaptaciones de cuentos clásicos,
pues tanto las ilustraciones como la forma de contar la historia me gustaron
bastante. Puedo decir lo mismo de los cuentos de Andersen adaptados y en
versión extendida, pues eran de la misma editorial. En cambio, con las
historias modernas creo que debería fijarme más en el contenido de las palabras
y no elegir cualquier obra que sea entretenida, no puedo conformarme, tiene que
ser una novela completa, que entretenga y que atraiga al niño a leer más.
Creo
que en el colegio en el que estuve hacen un buen trabajo ya que había muchos
niños que leían bastante en su casa, aunque también he de decir que la mayoría
de libros que leían eran sub-literatura.
Está
claro que la literatura infantil como tal aún permanece viva, pero el problema
es el conformismo por parte de los adultos a la hora de escoger cualquier libro
para los más pequeños. No podemos conformarnos con cualquier libro de lectura,
pues aunque la variedad sea de limites inalcanzables, no significa que todo sea
válido, es decir, la cantidad no es sinónimo de calidad, sino más bien todo lo
contrario, y es ahí cuando entramos nosotros los educadores, cuando tenemos que
elegir libros para su aprendizaje y educación. Esta elección debe estar
restringida por la fase evolutiva en la que se encuentre el niño, ya que ante todo son niños y debemos respetar su
desarrollo, por lo tanto una buena selección o adaptación de cualquier libro o
texto ayudara al niño a no frustrarse cada vez que lee y a acrecentar el placer
por la lectura. El día que tenga que elegir un libro, haría a simple vista un
análisis superficial sobre el tipo de letra, los dibujos…etc, pero no puedo
quedarme ahí, y que como he podido comprobar en clase muchos libros engañan,
así que ahora es el momento de leerlo. Una vez leído es cuando tengo que
abstraer mis propias reflexiones, pero no para mí, si no reflexiones enfocadas
a los niños en las que los puntos fundamentales son: el tema ya que es ahí
donde debemos abstraer lo simbólico del cuento ( esta parte esta relacionada con
el proceso evolutivo del lector); la estructura también es importante, ya que a
un niño de primer ciclo no podemos ponerle dos historias simultáneas… pueden
entenderlo, pero no debemos enredarles); bajo mi punto de vista, escogería
antes un libro cuyo protagonista pudera identificarse con algún aspecto de la
vida de mis alumnos, pues considero que en el momento que te identificas con
algo sientes una conexión muy grande, y siempre mostraremos más interés ,
reflexionando a partir de nuestras experiencias y puede que la historia hasta
nos obsequie con más de una conclusión; respecto a los valores, si pienso que
tienen un lugar en todo este análisis, pero no es lo principal, ya que los
valores podemos trabajarlos de muchas maneras, pero el placer por la lectura no
se obtiene leyendo valores y finalmente el lenguaje es importante ya que igual
que el dicho “somos lo que comemos” también creo que “somos lo que leemos”
porque un buen libro con un buen lenguaje nos enriquece nuestra habla, nuestra
expresividad y nos hace ser quienes somos.
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